Todavía vivo
de manera
confusa sobre
aquel abismo
ingenuamente abandonada
a mi suerte.
Quizá
me esté
haciendo mayor
y lo fíe todo a unos recuerdos
que se enmarañan
como cables
en el cajón
de los alimentadores viudos.
De cualquier
forma, Orestes sabrá que
la higiene
es amor.
Velaré porque tal
verdad se grabe
a fuego en su
conciencia.
Con respecto a ello,
me
ocuparé de lo
sustancial.
Digamos que este
será mi legado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario