Mi cuerpo que suspira
por alambradas
y se borra en la lluvia cereal,
mi cuerpo que cambia
y
pondera,
en botas de goma
camina
sobre los peces
más analfabetos.
Mi
cuerpo...
Mira que abrió
ventanas...
Mira que escaló amantes
y patrulló despertadores...
Mi cuerpo que le
niega el sustento
a su camada,
se diluye
sin oficio,
sabe a plomo
y ayuna.
Mi cuerpo, que es de palo,
palpita
en la penumbra de las escobas.
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