viernes, 27 de diciembre de 2013

Teoría general de la motivación, el móvil y la hipnosis.

    
 
       Melquíades Botero, en la hora de exhumar a su madre, invocó su derecho a un aplazamiento y a unos lingotazos de Marie Brizard. Venía empleando este esquema desde que en Ceuta le pusieran las peras al cuarto unos moros que andaban algo escasos de humor.
 
     Melquíades Botero atravesaba una mala racha. Había apostado en demasía y lo había perdido todo. Bueno, todo, todo no. Conservaba como oro en paño el ajuar, regalo de la tía Concha a su madre con ocasión de sus primeras y únicas nupcias. Pero lo cierto es que de poco o nada le sirvió. Cuando, por aquello de apurar el patrimonio, recurrió a una casa de empeños, echó cuentas y vio que para cuadrar bien bien la cosa, lo que se dice bien, le harían falta, lo menos, dos mil ajuares como los de su difunta madre.
 
     ¡Ay, la tía Concha! ¡Qué señora! De pronto recordó la manía que tenía la tía Concha de cerrar las frases con un "chispón", espejo, pensaba él, de su gracia innata. "Melquíades, cariño, pásame la canela, chispón" "Melquíades, mira a ver si está tu madre, chispón". Tanto le agradaba el latiguillo que años tardó en percatarse de que su tía imitaba un "si us plau" pasado por la manga de su sordera. En ese instante le pintó el ánimo el pincel de la infancia presidida, según recordaba, por la anticipación de un futuro glorioso.
 
     Su vida había discurrido dulce al principio. Poco a poco fue emigrando de una posición social holgada, a la merma paulatina de su hacienda y, finalmente, a vivir siempre de prestado. De la institutriz y los idiomas pasó a andar de puerta en puerta al alimento y la voluntad . Él, en su carril, se encaramaba a una fe, un tanto mortecina, pero ciega, depositada en el feliz desenlace de todas las cosas. Lo que fácil se fue, fácil volvería. Aunque nos parezca ingenua la cavilación de nuestro héroe, Melquíades se decía que de menos nos ha hecho Dios y que con la esperanza intacta se llega a donde sea preciso. Que uno logra, en definitiva, cuanto se ponga por meta.
 
     Sin embargo el destino, que es terco, auxiliado por una lona de coñac de las suyas, una lona como un piano, lo soltó junto a la ría, en un bloque medio derruido al que no terminaban de dar la extremaunción. Y allí se mudó. Pese a la humedad, pese a la ausencia de desvelos por parte de sus vecinos de suerte y portal, a la carencia evidente de lo más básico, una especie de alegría bullía en el ambiente, sin mucho adorno, como el pelo de las niñas por mayo. Y así transcurrían los días: entre el rezongar de los grifos, el incesante ir y venir de gente por el cañón de la escalera, el hervor de las ollas, el olor a cangrejo, a apio, a guitarras, a jilgueros y a madera podrida. Ya casi se había olvidado del aparato puesto en marcha al objeto de dar con su madriguera.
 
     Cuando le presentaron a la firma la hoja que autorizaba la exhumación de los restos mortales de su difunta madre, Melquíades se puso pálido. Palideció como un mimo. "Aquí. Y todos tan amigos." El funcionario hincó el dedo en el punto en torno al cual había de gravitar el autógrafo de Melquíades. Pero él se abstuvo de decir ni media palabra. "Ánimo" Le dijo el funcionario. Supervisaban la ceremonia dos ventanas. A estribor, la ladera por la que trepaba el ensanche. A babor, el continuo soniquete urbano acostado sobre la delgada brisa del norte. "Ánimo. Que no la va a desenterrar usted con sus manos, hombre." A lo que nuestro héroe, sin tragar, por la congoja y el desplome de tensión, tan solo acertó a devolver: "No. Si no es eso"







miércoles, 25 de diciembre de 2013

Maquinación para alterar el precio de las cosas




   - Esto todo es cosa de los chinos, Señoría. Ya lo decía mi padre. Primero ocupan los mejores locales y les plantan sus letreros que son chillones a rabiar. Con los colores de la bandera de España nada menos. Es que usan los mismitos colores que la enseña nacional. Que manda bemoles, Señoría. ¿No le parece? Pero eso no es lo peor. Lo peor es que llegan y despeñan los precios.

     Algo de culpa tienen quienes les entran al trapo. Que yo no juzgo, Señoría. Yo no soy quien para juzgar al consumidor. El consumidor es soberano. Mira por su bolsillo y busca lo mejor para él y los suyos. Hasta ahí lo veo natural. Pero ¿Alguien, de toda esa gente que les compra, se molesta por las condiciones en que tienen a los empleados?

     Empleados. Nunca mejor dicho. Porque los emplean y de qué manera. Lo de estos señores raya en la exclavitud más atroz. Y por no hablar del promedio de edad. Si aquí ponemos a los niños a trabajar diecinueve horas diarias también nosotros. Si en vez de escolarizar a nuestras criaturas los ponemos a producir como si de ganado se tratara pues claro que sí. Claro que nos permitiríamos el lujo de cobrar menos por lo mismo igualito que ellos. ¿De verdad se puede competir contra tal falta de escrúpulos? A mi que no me digan. Esto no es libre mercado ni cosa remotamente parecida. ¿Qué pasa con el pequeño comercio? ¿Se piensa en el daño que se le hace al pequeño comercio?


   Y no hay manera de hincarles el diente, oiga. Tampoco interesa. Al revés. Encima el primer año gozan de inmunidad. Que no sé yo por qué. Estos vienen aquí y el primer año no pagan impuestos, como si les hubiera tocado la Lotería. Peor. Que ahora, incluso los agraciados tributan como todo hijo de vecino. Dígame si no es como para indignarse. ¿Arrasan o no con todo, Señoría?


   Luego nos plagan de niños hiperactivos para que perdamos los nervios. Y una de dos. O los matamos a ellos o nos matamos nosotros. Extrapole, Señoría. Extrapole usted. Un país entero forrado de niños chinos hiperactivos con cociente intelectual elevado. ¿Se lo imagina? ¿Qué arcas, qué erario soportaría semejante carga? ¿Sabe usted el quebranto que sufriría nuestro Producto Interior Bruto? Pues nada de esto ha sido tenido en cuenta. Debería estarme todo el mundo eternamente agradecido.  Y en vez de agradecimiento, ¿qué recibo? ¿Qué recibo de esta envilecida sociedad? Nada. Venga achacarme cosas. Venga comerme la moral. Como si, en el fondo, no entendiesen lo que hice. Muy bien. Si tengo que pagar el pato como Sócrates o Cristo lo pagaré. Pero no sin antes decir mi verdad. Por más que intenten convencerme de lo contrario no veo sentido a que se me retenga bajo la acusación de un horrible crimen cuya índole delictiva niego. Y todo por ejecer mi derecho a la interrupción voluntaria del embarazo. Con carácter retroactivo, eso sí. Y debido, en exclusiva, a un trauma psicológico. Lógico. ¿No le parece?

jueves, 19 de diciembre de 2013

Oficio de Artillería


Con la toca llena de niebla,
cubres la distancia
entre mi sangre y tus alhajas.

El grillete del azul del mar
te ha traído hasta mi.

Hasta Lima
.
Me adiestré
en tus objetos.
Me enseñaste a arañar las acacias.

Los aromas.

Me hablaste de los aromas
y alzaste el velo
tras el que palpitan
los vertebrados.

Ahora
circunvalo tu tiempo
que sabe a hoja de avena,
a cigarra,
a chispa de los Andes
y a pan horneado.

Soy un afluente tuyo
sin el recuerdo
 de una época
en la que no te tuve.



 


lunes, 16 de diciembre de 2013

Niño gordo haciendo pompas de jabón.

 
      Ahí esta. En el Wahsington Square Park. De la bolsa extrae nuggets y se los lleva a la boca. Veintiún años de oficio le han enseñado que esta es la mejor forma de pasar inadvertido. Su atuendo incluye maletín y gafas ahumadas. Echa migas a un delicioso tifón de palomas al capricho de su huella. Cualquiera sabe que lleva a cabo un acto ilegal. Mínimo pero abiertamente ilegal según bando del Municipio de Nueva York. Nadie se gira, no obstante, a recriminárselo. Al contrario. Apartan la mirada. Aunque, pensandolo bien, que se note su presencia resulta, en lo suyo y para el caso, del todo irrelevante. De camino, la ciudad, en su inmensidad, lo había diluido. Se lo había tragado por completo. Sus ojos como dos caleidoscopios daban los carteles, el cielo recortado, se detenían en los dientes roídos de los edificios, saltaban del boulevard, a los cables, a la maraña de cables que con impudicia se lanzan en vuelo raso de poste en poste, de la pizzería Rico's al salón de masajes sin solución de continuidad. Con la voz interior volcada a unas palabras tan distantes como cierta ahora su acidez de estómago repasaba el protocolo recibido del Dr. Stainfiel. Era de esos clientes que lo querían todo bajo control. Aquella lección se veía hoy un tanto remota pero había resistido como pocas el paso del tiempo, el inflexible paso del tiempo subido como un capitan de corbeta a sus patas de gallo. Ahí está. El niño gordo haciendo pompas de jabón. Su alegría desafía cualquier límite. Jack Sorrow no puede sacar los ojos de él. Maldito crío. Y a su lado la presa. Come un sandwich. Intercala mordiscos tímidos en medio de grandes bocados. Jack Sorrow observa cómo se levanta. El niño gordo haciendo pompas de jabón alcanza el éxtasis en su oferta mundial de pompas. Me detendré en este punto para hacer un inciso. Jack Sorrow es el producto de su imaginación. Responde al nombre de Juan Pena. Tiene una agencia de recobro. Es un tipo duro pero no vive en Nueva York sino en Sada. El Dr. Stainfield desarrolla su labor en el terreno de la antropología. Hemos diseñado el personaje del Dr. Stainfield, en concreto su apellido a partir del Quijote. Stain significa Mancha y field campo. Buscamos un apellido judío por gozar este pueblo de fama en el manejo de las ideas. Ya tenemos, pues, la fórmula perfecta para el éxito de nuestra historia. Porque, como ya habrá usted deducido, de Sancho Panza hará el mismo Jack. Recientemente publiqué mi opinión sobre Breaking Bad. Para quien no esté avisado, esta serie gira en torno a la vida de un profesor de química al que diagnostican un cáncer. A raíz de ello decide sumergirse en el proceloso mar de las anfetaminas, su tráfico, y, sobre todo, su cocción, síntesis y conversión en fajos de curso legal. Su escudero será un antiguo alumno, malo como estudiante pero hábil en las calles. Como ve, el esquema se ofrece idéntico. Por tanto ya sólo nos queda tirar. Pero, le repito, todo es fruto de su imaginación. Con el niño gordo haciendo pompas de jabón me cruzo cada mañana. Ahí está. Aguarda el bus igual que ayer. Ocupado en su producción masiva, tremenda, de pompas de jabón da la espalda al viento, mientras el otoño, como un padre en estado de shock, se mesa las barbas.

jueves, 12 de diciembre de 2013

Neptuno arde

    

    


     Es un villancico cosido a la carne. Cataluña deshace la madeja del odio. Cataluña quiere ser libre. Lliure. Quiere zafar del abrazo de los que la oprimen. Sacudirse el asedio como un perro en la orilla tras una singladura un domingo de autos. Le preguntaron a Groucho Marx si creía en la vida después de la muerte. Contestaba que tenía serias dudas acerca de la vida antes de la muerte. Para nosotros la muerte es como la mente de los animales. ¿En qué piensan los pájaros? Si van juntos, ¿acaban trabando amistad?  Para hacer amigos en la fauna es preciso relacionarse con especies con habilidad para el recuerdo. ¿Y si, pese a viajar a una, se profesan odio en realidad? Me refiero a ese que esquiva la explicación ante jurado, el que se agazapa en lo profundo y es el vehículo de tanto desvarío y tanta atrocidad. El inoculado en el tuétano desde la cuna misma. ¿Han de soportarse a pesar de ello? Hay aves para todo. La garza es ave que actúa en solitario. Por contra, los estorninos agitan el estandarte de su bandada con idéntico pliegue que la señera en la plaza de Sant Jaume. Es mejor procurarse amigos en el reino de la flora. Pasan los días, unos con muestras de terquedad, otros a la velocidad de la luz, y me interrogo por mi obsesión con las aves. Todos tenemos nuestras fijaciones. Rickie Gervais insiste en que la gente confunde el tema de un chiste con el objetivo del mismo. Nunca entendí muy bien qué quería decir con esa frase pero se la he escuchado, por lo menos, una docena de veces. Me figuro que será algo así como el fondo y la forma, la sustancia y el fenómeno. Mientras Cataluña busca la manera de desembarazarse de sus cadenas el dios Neptuno echa humo. Ensucia Madrid. Es él y no la gente quien adorna las calles de putrefacción. La concejalía ha puesto a la puerta un buzón de sugerencias para el dios Neptuno. Con esas notas pinchadas en su tridente celebra una barbacoa. En el fondo del mar.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

El sinfonier



     No señor. Por mucho que usted insista en que entre mi cabeza y la cómoda (que así se llamó toda la vida el sinfonier) que usted me provee media un espacio vacío no me convencerá. No me va a convencer con su espacio desnudo, el espacio que precisa un elemento que rompa, rasgue o lo que sea que usted, señor más bajito que yo, con bigote muy recortado, con su pelo pincho, su delgadez y sus hechuras de joaquín torres de todo a cien, quiera decirme que falta o sobra, o necesito o dejo de necesitar para sentirme en mi casa como en mi propia casa. Reciba un atento saludo y váyase a lo Peter Sellers por donde ha venido a lo George Clooney. Porque ya sé que usted sólo vende de lo mejorcito. Usted sólo vende calidad. Lo que usted vende vale lo que pesa en anotaciones en cuenta del Banco Central Europeo. Lo que usted ofrece no es de este mundo. Es un rearme ético, una elegancia, un saber conducirse en la vida y en los negocios, en suma, algo digno y verdadero. Algo inmejorable. Y el Servicio que yo le presto es un favor que usted me hace, señor cara titanio.

lunes, 2 de diciembre de 2013

Blanqueamiento Dental

  
   Como en Bizancio en la cocina de mi casa se dirimen asuntos de lo más mollar. Desde la conveniencia o inconveniencia del uso de pesticidas hasta quién debe ocuparse de esta o aquella tarea, si el hombre o la mujer, pasando por lo duro que es, en general, el invierno. Mi vecino y sin embargo amigo Paco, frunce el ceño cuando trae algún tema precocinado de casa. Esta vez se ahorró tal cáliz y rompió el hielo, vale que, a lo mejor, un poco a vuelapluma, sin sospechar lo que se le venía encima. Nos puso al día del Canon en cuanto a blanqueamiento dental. Según mi vecino y sin embargo amigo Paco uno no se debe blanquear los dientes más allá de su propio blanco de ojos. A mi mente calenturienta, que para estas cosas tiene una especie de automatismo, algo así como una válvula que abre a lo agrio y cierra al decoro, le dio por imaginar unos ojos inyectados en sangre. En ese caso ¿qué? ¿Igualamos ambos tonos? ¿Convertimos al resignado paciente en un ser de ultratumba por no salirnos de la métrica? Pero no se lo dije. En vez de eso para animar la contienda recurrí a un argumento falaz. Me pertreché en la idea de que quien da indicaciones a su odontólogo para que le calque el blanco de ojos está siendo artificial por partida doble. En primer lugar se blanquea la dentición y en segundo oculta a los otros que se la ha blanqueado. En cambio quien se pasa, digamos, tres pueblos, está siendo sincero o sincera con el mundo de algún rocambolesco modo. Ni que decir tiene que mi vecino y sin embargo amigo Paco saltó como un resorte ante semejante razonamiento cutre. No se podía hablar en ningun caso de sinceridad, porque faltaba el elemento de buena fe. A lo que yo añadí que, sea como fuere, el blanqueamiento excesivo no era ni más ni menos artificial que el afeitado de barba puesto que ningún semoviente se afeita excepción hecha del ser humano. A mayor abundamiento es requerida en esta operación un "artefacto" fruto del "artificio sapiens" y de ahí su "artificialidad". Me vi incapaz de hurgar más en la llaga  porque la cara atónita de Paco me hizo reir tanto que me entró dolor de barriga. Lo cierto es que, a lo tonto, mi payasada se sostuvo, en vibración baja, como una neblina dentro de mi cráneo e hizo las maletas a otras áreas del mismo. Los casos de corrupción de ahora son tan poco meticulosos, tan largos, tan zafios, tan desahogados que tal vez examinando el tono dental de la Infanta sepamos si pretende tomarnos el pelo una vez o, por el contrario, dos.

viernes, 29 de noviembre de 2013

Presente suave




 
 
Con paciencia todo se logra. A Nove llegamos por una senda vaciada sobre el lomo del Monte Ohate por la uña del Señor, un serpentín de velcro retirado para guía y servicio del andante. Por la zona merodean las alimañas, abundan y se dejan ver cuando les apetece o el hambre las excita. Sin embargo bajo este sol abrasador tan solo abejas y  grillos desafían al viajero.

   El grupo se ha encaramado a la falda sur. Por esta ruta el cuerpo pide líquido. Si bebes demás la tripa no resiste la ascensión. Al mismo tiempo un descuido con el agua puede parar en el desplome del caminante. De tal manera que es necesario en esto, como en todo, un cierto punto de mesura.  A pesar de lo breve de la misión, la fatiga y, en algún caso, el hastío empiezan a mellar la moral del grupo. El grupo se adentra más y más. Serpea entre la maleza. Desde el mirador algunos tiran fotos. Los parapentes, como gaviotas, vigilan el valle. Para cuando se divisa el jardín botánico el sol castiga desde lo alto, el mismo sol que descuelga sus cuchillas sobre el desfiladero. Pero todavía falta.

  Hannah y su marido se las arreglaron para dejar atrás la ciudad y soñar con un futuro en medio de la naturaleza. Se conocieron en Glasgow, villa que la vio nacer a ella y que lo acogió a él como a un hijo pródigo. Están a cargo del jardín botanico. Vienen de muchos lugares a observarlos porque lo cierto es que Hannah y su marido no existen. Existieron en su día. Lo que ahora ven los viajeros es a Hannah hablarle al polvo en suspensión. Los más jóvenes se entretienen grabando las escenas de riñas, bravuconadas, histeria y recelos.

   Al caer la tarde el grupo se apresta a salir hacia la cabaña que queda más arriba, no mucho más pero el reloj empieza a ser rácano. El grupo apura el paso antes de que la noche se asiente sobre la garganta del Louza y los escuadrones REPTA de la Xunta silben en el aire, sieguen la fibra fría del aire a la caza de hombres.



miércoles, 27 de noviembre de 2013

Álvaro Pino







- Tes que ir collendo nelas así, a eito.

   Se te chamas Alvaro Pino e adoeces pola bici  ós quince anos tes sinalado con fío o tempo do vran. Unha meta voante. Xa me entendedes. A miña Orbea de segunda man alumaba de anos a esta parte. Ou eran as miñas pernas as que parecían vimbias e pesaban menos que a raia do horizonte.

   O meu pai comíame a figura. Ainda que foi él o da idea de mercar unha nova a falta de pouco para voltar ós libros. Levoume primeiro a Melo e Sertucha e despóis a Bicis Paco. De remate fomos caer nas casas vellas do Burgo onde nos foi adxudicada unha das millores bicis de aluminio que se vira por Tabeaio e comarca.  Mais ía sobrado de razón. Ben se vía que non estaba ó que había que estar. Chegaba setembro e con el o derrame coa ronda veciñal da recolleita.

- Hoxe hai qu'ir á da Fonte.
- Mecá... cinco ferrados.
- Xa estamos. Pero despóis ben que che gustan no prato.

Aquel día tocaba na nosa. O Pol  toleaba cos veciños. Ladraba coma se nunca tal vira. . Eu colléralle teima polo do outro vran. O que nos fixera ó Tino e a min. ¿Non vai o papón e se nos mete diante da moto? Xa mo dixeran. Pero ata ese dia no lle vira xeito: o que vai de paquete leva a peor parte. Mira. Os xeonllos e os cóbados desfeitiños. Parcheado para a vida. Dende aquela a miña nai tiñao atado día e noite.
Nas tardes que tocaba ir ás patacas a min fervíame. Sempre se me facía moito. Por riba este ano meus pais plantaran para darlle de comer a un exército. Quedara co Xaquin de ir para alá do Mesón que seique abriran unha pisciña nova.

Diran as tres e media e a besta non chegara. Xa tería feito a bomba un cento de veces, e afogado ó Xaquín outro cento. Ó fin viñeron coa besta. O batallón de mulleres dispersouse. Todas elas cos cestos no gancho do brazo. Como dirixidas por unha torre de control ocupaban os regos sen abandoar a leria. Cunha disciplina de zoqueiro. Cada unha sabendo o longo esacto de rego que lle correspondía e vixiándo de reollo o que facía a veciña da dereita.
Tiven sorte.Tocoume chama-la besta. Pero non librei de baixalos sacos. Millor dito de subilos primeiro ó carro e despóis baixalos para uns días despóis escollelas con tempo. Pero por hoxe xa valía.

- Ónde vas?
- Marcho
- Come algo
- Vou onda o Xaquín

Para coller a bici tiña que pasar polo curro do Pol e ó pasar poñíame perdido de cuspe.
Zosqueille. Dinlle ben dado ata que recuou. Xemía, o condenado. Metía o rabo no medio das pernas. Cando din entrado a pouco afuciño. Co cambio de luz na bodega o aire escuro levoume. Menos mal que sabía onde bota-la man. Collín a bici voado e saín cos ollos cheos de charamuscas. Ó sair o Pol veuse outra vez contra min veña a querereme montar. Xa non o atendín. Enfilei cara Carral. Subín. Carguei o pedal e arranquei a medio pistón. Ós cinco metros fixo un estrano. Aquela cadea engrasada hai tres días con aceite de automoción quitábase de cotío. O golpe que sentín na perna obrigoume a baixar algúns santos. Pero non parei. Estaba tan doente que decidín que ou enganchaba ou tronzaba. Enganchou e saín coma un misil frente a Carral. Cun poco de sorte o Xaquín aínda non marchara. O Xaquín vivía no Pincho. Parei. Saiu unha das irmans. Non sei cal delas. Para min eran todas por un igual e nunca as cheguei a distinguir moi ben. Patricia, Cristina e Sandra. Os nomes sí. Pero se tivera que poñerlles cara pasaría a vergoña da miña vida. Nunca llo cheguei a contar ó Xaquín. Supoño que se lé isto o  Xaquín halle vi-la risa ou, se cadra, cágase na leite que mamei. O caso é que saíu unha delas e dixo que o Xaquín xa marchara había eso de media hora. Que deixara recado de que se viña eu que me esperaba na fonte de Herves. Eu ben sabía o que iso era. Cando cheguei alí vin o Xaquín afumando coma o balde dun ferreiro.

- ¿Queres?
- Sí. Trae.
- ¿Onde te metiches? Xa levo dúas pallas
- Lavaría-las mans, porca.
- Lavei. O que pas que sen xabrón... Mira. Ainda ulen un chisquiño
- ¡Saca, prea!

O xaquín ría que se mataba. Ría que era moito rir. Tiña unha desas risas que prenden coma o buxo e non paran ata que te mergullas nela.
Partimos pola costa arriba co miolo fixo nun só obxetivo. Eu ía máis lixeiro que o Xaquín. Ó fubol metíame malleira tras malleira. Na bici era outra cousa. Entre o mantido que estaba e o lacazán que era sempre tiña que esperar por él.

- Veña. Que vai estar pechado cando demos chegado.

Empezóu o chan e xa se vía o home con máis alivio. Ben pasado o Mesón había que coller a esquerda e ós poucos metros vimos o cartel. "Pisciña privada" ¿Privada? Iso xa non me gustou. Resultou ser de pago. Mala chispa os aplane. Viramos sin convir nada porque estaba todo moi claro. No fondo daba igual porque eu co Xaquín a queimar kilómetros enriba da miña avioneta café con leite metalizada era o rapaz máis feliz do mundo. Voltamos por onde foramos. O coronar Carral de volta o Xaquín xa se vía para outra cousa. Baixando a Costa do Pincho o Xaquín desviou sen parar.

-Abur.

Eu seguín. Aínda faltaba a costa de Tabeaio, a máis dificil, por se-la última antes de doblar o alpendre que agochaba a miña casa.

Distinguín ó meu pai. Esquerquenado. Nesto vai e mira cara onde veño. Foi todo un: mirarme a min, ve-lo Pol collido ó peso, a cadea morta polo chan, e os ollos do meu pai a cada paso máis pequerrechos ata quedarlle, xúrovolo, coma dúas costuras de multiplicar no medio e medio das cuncas.


martes, 26 de noviembre de 2013

Darth Vader en la cantina

 



     Quienes me conocen saben de mi afición a la comedia. Me gusta el humor anglosajon, sobre todo. Es directo, preciso. Va a la yugular. Además es en el que me he criado. Para los ávidos, como yo, de humor del bueno Youtube ha caído como una bendición en mitad de un páramo. Hay grandes cómicos en la red. Pero sobre todo hay grandes gags. Les transcribo y traduzco a continuación uno de mis preferidos, obra del británico Eddie Izzard (ya les aviso de que no es una traducción literal sino respetuosa con el sentido de la pieza):

"Una de las cosas que tiene la Estrella de la Muerte es que no hay comida. Nada de nada de comida. Y nadie dice: "¡eh! ¡Darth Vader! Emperador. Bajo un rato a Alfa Beta 9. ¡Qué! ¿Hace un par de bocatas? ¡de qué! ¿de pollo? ¿jamón? ¿pollo y jamón?¿huevo?¿Coca?¿Coca Light? ¿Qué queréis? ¿QUÉ QUERÉIS, vos, rarito dirigente?
Pero debería haber una cantina en la Estrella de la Muerte.¿Verdad? Debería haber una cafetería en el piso de abajo, a donde Darth Vader pudiera ir a relajarse entre batalla y batalla.
(Imitando a los personajes):
DARTH VADER: Tomaré...unos Penne a la Rabiatta
CHICO: Necesita bandeja
DARTH VADER: ¿Sabes quién soy YO?
CHICO: ¿Sabe usted, quien soy YO?
DARTH VADER: Este no es un juego acerca de quién COJONES eres tú. Puesto que YO soy Vader, Darth Vader. LORD VADER. Podría matarte con un simple pensamiento.
CHICO: Vale, pero necesita bandeja
DARTH VADER: NO! No necesito bandeja. No necesito una bandeja para matarte. Puedo matarte sin bandeja. Con el poder de la Fuerza. La cual es potente en mi. Aún así podría matarte con una bandeja, si ese fuera mi deseo. Para lo cual te degollaría con su filo, hasta que tu sangre cubriera el suelo de esta cantin...
CHICO: Pero la comida esta caliente. Necesita bandeja para llevarla.
DARTH VADER: Oh! ...Ya veo... La comida esta caliente. Disculpame. No sabía...¡Je!...Bandeja para...¡Je, je! Claro... Pensaba que me estabas retando a una lucha a muerte.
CHICO: ¿Lucha a muerte? Esto es una cantina. Trabajo aquí.
DARTH VADER: Ya, pero yo soy Vader, Lord Vader. Todos me retan a la lucha a muerte. ¿te suena? Lord Va..Darth Vader? Darth Vader? ¿no? Lor.. Lord Vader?. Sir Vader. Sir Lord Darth Vader. Lord Vader de Cheam. Sir Lord Von Darth Vaderham? La Estrella de la Muerte. Dirijo La Estrella de la Muerte.
CHICO: ¿Qué es La Estrella de la Muerte?
DARTH VADER: Esto es La Estrella de la Muerte. ESTÁS en la Estrella de la Muerte. YO dirijo esta Estrella.
CHICO: ¿Esto es una estrella???
DARTH VADER: ESTO ES UNA PUTA ESTRELLA. YO LA CONTROLO. YO...SOY TU JEFE
CHICO: ¿Es usted el Sr. Stevens?
DARTH VADER: No... Yo no...¿Quién es el Sr. Stevens?
CHICO: Es el Jefe de Catering
DARTH VADER: ¡No soy el Jefe de Catering! Soy Vader. Podría matar el catering con el pensamiento.
CHICO: ¿Qué?
DARTH VADER: Puedo mataros a todos. Podría matarme a mi mismo con el pensamiento. Solo... ¡Joder! ¡A LA MIERDA! Cogeré una bandeja.
Esta está mojada. Y esta está mojada. Esta está mojada. Esta está mojada. Esta está mojada. Esta está mojada. Esta está mojada... ¿Dónde las secáis?¿En el puto Amazonas? ¿Por qué, con el poder de la Estrella de la Muerte, no tenemos ni una puta bandeja seca?
CLIENTE: No, no, no. Yo estaba aquí antes. Tiene que hacer cola si quiere comer. ¿me pone...los Penne a la Rabiatta? Tienen buena pinta.
DARTH VADER: No, no, no. ¿usted sabe quién soy YO?
CLIENTE: Es Jeff Vader, ¿no?
DARTH VADER: No soy Jeff Vader. Soy DARTH Vader.
CLIENTE: Pero Jeff Vader dirige La Estrella de la Muerte.
DARTH VADER: No, Jeff... YO dirijo La Estrella de la Muerte.
CLIENTE: ¿Usted es Jeff Vader?
DARTH VADER: No. Soy Darth Vader
CLIENTE: ¿Es usted su hermano? ¿Me puede conseguir su autógrafo?
DARTH VADER: No. No puedo. Yo.. No.. Esta bien... Soy Jeff Vader. Yo soy Jeff Vader
CLIENTE: ¿Me firma un autógrafo?
DARTH VADER: ¡NO!! ¡QUE TE JODAN! Te mataré con mi bandeja. (dirigiéndose al chico). Sírveme Penne a la Rabiatta o morirás. Y tú. Y todos los que estáis en esta cantina. Será una muerte "a la bandeja."
CHICO: ¡Uuuuuuuh! ¿Le quiere guisantes?
DARTH VADER: ¿Guisantes, dices? ¿Con la pasta? No puedes servir guisantes con... No pega ni...con...No...
De acuerdo.Venga. Échale guisantes."

La Comedia es el género más difícil. Ni siquiera cabría decir de ella que se trata de un "género" en sentido estricto, sino, más bien, de una actitud. Hay tantas definiciones de Comedia como primaveras cuenta la Reina Madre. Tal vez más. Pero la mía es, a todas luces, la más humilde. Comedia es dolor soportable. Me explico: si la tragedia representa una incursión en el dolor humano, pero en el insoportable, en aquel irremisible, la Comedia coquetea con un grado de dolor diferente y menor. Es cierto: mi definición es pobre. Mayormente porque se centra en una condición necesaria que no suficiente de la Comedia. Mi definición no soluciona nada. No le permitirá diseñar chistes buenos. Lo que sí le prevendrá es de los malos. ¿Qué es dolor soportable? He ahí la cuestión. Lo que para mí es soportable para usted resultará chabacano y de gusto pésimo y viceversa. He ahí la cuestión y he ahí la gracia. Coincido con mi admirado Larry David en que el cómico de raza trabaja siempre en ese difícil terreno. Trabaja al límite. Toma riesgos. Con esto tal vez dé cumplida respuesta a mi buen amigo, el Dr. Lars Herrentanz. Sé que me entenderá. Siempre lo hace. Al resto les propongo un test de esfuerzo a mi teorema. Piensen en el episodio más vergonzoso que ustedes mismos hayan protagonizado, aquel en el que desearon ser tragados por la madre Tierra, el del ascensor, o en el médico o aquel en el que sus bajezas (todos las tenemos) quedaron al descubierto. Ahora piensen que aquello no les sucedió, en realidad, a ustedes sino a un nazi con capa, de negro, ducho en esgrima laser.

sábado, 23 de noviembre de 2013

La vida según Alba Palleiro. Chapter II







De lo necesaria que es la envidia.

Hace un día magnífico. Se anuncian sol y temperatura para el resto de la semana. En días como este da gusto levantarse. Vivo en el campo y por aquí sobrevuelan multitud de aves. La mayoría pajaritos de estirpe local. Pero las hay también que van de paso, grandes como cazabombarderos. Mi mujer ha tenido la deferencia de acomodarles un apeadero, albergue o área de descanso. Se posan e inspeccionan. Beben y se van. Observándolos desde el porche pienso en lo ridículo de mi obra literaria que se circunscribe a este blog y alguna que otra mamonada en la tardoadolescencia. Pienso también en lo que dijo alguien sobre el oficio de escribir: "el escritor escribe siempre de lo mismo". A pesar de mi condición de debutante bien veo donde patino. Mi tema recurrente es la bondad del mal. Doyme, asimismo, perfecta cuenta de que es este, unicamente, un cuadrante en una matriz 2x2. Contamos con otros tres, a saber: la maldad del mal, la bondad del bien y la maldad del bien. Las parejas centrales se conocen por lo evidente de su matrimonio. Podrá el lector negarme otra cosa pero no que las extremas son, como poco, llamativas. No capta mi atención mal que deviene beneficioso sino aquel urdido, calibrado y ejecutado por el ingenio de los hombres. El urdido, calibrado y ejecutado por el ingenio de las mujeres se me antoja de más dificil examen. Si en algun terreno ha destacado la mujer en lo que a vicio se refiere ha sido en el campo de la envidia. No quiero caer en la simpleza de afirmar en esto su monopolio pero sí su indiscutible supremacía. Derribemos la convención en torno a la envidia. La envidia es un gran motor económico. Echen, si no, una ojeada al fondo de armario, a los trasteros , a las despensas, a los baúles atiborrados de libros a medio leer, a los sacos turgentes, embutidos con ropa de Zara, a los sótanos con cachivaches de gimnasia, pilates y body building, juguetes infumables, lámparas zombie, cortinones sin objeto. Todo ese gasto inútil es debido a un coste proverbial y acechante. El coste de envidiar al otro. No le cuenten nada de esto a Daniel Goleman porque les hablará de neuronas espejo y saldrán de la cita bizcos y con ganas de cursar el postgrado. Les sugiero adicionalmente que repasen la pirámide de Maslow y verán ahí apiladas las necesidades humanas por orden de aparición. Si me permiten ustedes, en atención a mis estudios, emplear la imagen de un chalet en obra, diríase que la más elemental necesidad da para el relleno de cimientos y muros pantalla. Eso es todo. A partir de ahí sería preciso encargar a la Central de Envidia el nuevo material de autofraguado en camiones azulgrana. Para nosotros todo esto es una noticia óptima. Somos una nación afortunada. Animado por el clima que me arropa, auguro a España, una, grande y libre, unidad de destino en lo universal, faro espiritual de occidente, reserva moral d'Uropa, un futuro esplendoroso. Nuestra vieja nación es, por encima de todo, abundante en yacimientos de envidia, mineral, como ya dije, y si no lo dije, lo digo ahora, indispensable para la vida moderna.

viernes, 22 de noviembre de 2013

Un canto a Galicia


Chove coma sempre,
dixo Camilo Cela,
e os camiños están
de lama
e de píntegas.

Chove nas palleiras,
e, debaixo,
as crías aniñan
a carón da nai.

Chove mansamente,
dicía o de Padrón

Ainda que chova
hanse oír salmos
saír das rodas
e dos bois.

Nas noites longas
do inverno
algúns homes
escorrentan o frío
coa mirada doce.

Outros,
en cambio,
achéganse ó lume
como se achega
o medo
á sede de xusticia.



(Á miña muller)

miércoles, 20 de noviembre de 2013

A favor de la excarcelación de violadores

Como al Dr. Carracedo a mí también me gusta caminar. Camino sin programación y, más que nada, para despejar la cabeza. Cuando camino las cosas que oigo o leo se ciernen sobre mi como atraídas por una suerte de imán invisible (me refiero al magnético no a ningún superhéroe mahometano). A veces componen un arbol de Navidad. Otras un potaje. Las más de las veces asoma un híbrido. Hoy me obsesioné con los torneos americanos de debate. Ya en el instituto los aspirantes en edad junior han de hilvanar argumentos contrarios incluso a sus mas íntimas convicciones. También recibo últimamente coaching informal procendente de fuentes varias. Me dicen que he de enfocar la vida con otra óptica. No lo verbalizan pero se entiende que me notan un cierto pesimismo patológico. Pues bien, seguidamente haré un experimento de visión positiva. Demostraré la bondad de que toda esa turba de violadores pateen de nuevo las calles.
Primero: esta gente ha vivido arrinconada durante años en prisión. Su delito no se expía con el mero castigo legal. Dentro de la cárcel son la última escoria. Así cabe suponer que hayan sido arrimados por zona trasera de manera frecuente.
 Segundo: el trato recibido de los funcionarios, con toda certeza, no ha sido mejor que el dispensado por el resto de reos. Entra dentro de lo posible que hayan incubado un profundo odio a la autoridad.
 Tercero: las condenas cumplidas los tienen que haber llenado de ansia por ver mundo.
 Cuarto: no lo tengo claro pero he oído que disfrutarán de subsidio de desempleo. Menos mal porque en caso contrario todo mi plan se habría ido al traste.
 Cierto lo anterior, cabe la posibilidad, tal vez remota, de que alguna de esas almas emplee su primera paga en volar a Estrasburgo y cargarle las cachas a los mamarrachos que han facilitado su puesta en libertad. Se cumpliría así el refrán de que no hay mal que por bien no venga o la teoría de la "mano invisible" que explico en un post anterior.
En cuanto a usted, amado lector, llegados a este punto, imagino lo que estará pensando: que soy un tramposo de agárrate. Debo decir en mi descargo que obré en conciencia, sabedor de que tampoco es usted, querido mío, ninguna madre teresa de calcuta. De haberse encabezado este ensayo "En contra de la excarcelación de violadores" no se habría leído ni la primera línea.

martes, 19 de noviembre de 2013

Lance Armstrong: regreso al Podium






La "mano invisible" de Adam Smith es un fenómeno harto demostrado y resumiendolo mucho nos dice que el encuentro de estrategias egoístas favorece el Bien Común. Por ejemplo ¿quién duda de la utilidad del Estado, al menos, a la hora de meter en cintura a los amigos de lo ajeno? No obstante, mirado de cerca ¿qué es, en definitiva, el Estado sino el apogeo de unos saqueadores que vieron lo oportuno del asalto con reiteración? De esta manera sortearon el engorroso trámite de buscar víctimas nuevas cada vez que ejercían su oficio. Como en una especie de sortilegio se combinan fidelidad y crimen y el resultado es bueno. La historia de la humanidad esta abarrotada de casos que ejemplifican la teoría del Sr. Smith. Justo es decir que ejemplos hay también de exactamente lo contrario. En tal caso el fenómeno recibe el nombre de "Tragedia de los comunes" y resulta ser una elevación del dilema del prisionero.
   Asistimos últimamente a una escalada de precios cuidadosamente disfrazada de deflación. ¿Quién no se ha visto en el lance de abrir un envoltorio de configuración similar a otro de hace nada y se ha topado con una masa o calidad clara, clarísimamente menguante? Es lo que se conoce como inflación oculta. Las que no tiene nada de ocultas son las cotas alcanzadas por los precios energéticos. Del 2008 a esta parte ir a la campiña el fin de semana o poner los radiadores a tope se han tornado actos completamente prohibitivos. Nos salvamos del primer trance los que ya vivimos en el rural medio. A cambio sufrimos igual calvario a la hora de poner pie en la capital. No obstante seguimos manejando pesados tanques de la segunda guerra mundial para desplazar nuestros tambien pesados culos de acá para allá. Lógicamente esto no es achacable a nuestra innata estupidez, aunque acaso ella intervenga en el fenómeno de una manera u otra. Más bien el coste de reposición de todos esos bienes de capital resulta sobrecogedor. Hay pruebas fehacientes de que el Sr. Smith podría echarnos una mano de esas invisibles suyas. Caiga el velo tras el que se ocultan los avances guardados por Lance Armstrong y su corte y que le permitían salvar distancias inhumanas a velocidades inhumanas. Atajemos de un plumazo el problema energético sin caer en el de la sudoración excesiva. Y devuélvase, en definitiva, al altar que merece al héroe Armstrong cuyo descrédito ha sido ofrecido en pro del nunca suficientemente ponderado Bien Común.












lunes, 18 de noviembre de 2013


       Un ser humano muda todas sus células cada 10 años. Vale decir que cada 10 años es una persona completamente nueva. Como un meteoro su viaje se colige de una estela limitada a través del firmamento. 

      Jack Sorrow tras mirarse en los ojos de Daniel Steinfeld,  hizo un mohín.  Su mente permanecía encallada en el aire de Brooklin. Con la barbilla hundida en el pecho alargó el papel a su interlocutor y dejó salir las palabras con cansancio, reflejo del profundo tedio que lo invadía.  

      - ¿Has venido de Manhattan para esto?     

      Desde su despacho se divisaba un espacio pulcro, diáfano como las mañanas del West Side en primavera.      

      - No lo tomes a broma, Jack.     

      En agosto Nueva York huele a grasa de oca. Brooklin resuella como la panza de un animal abatido por la fatiga.     

      Brooklin es, sin duda, un almacén de proporciones alarmantes, un almacén de hombres en cajas de zapatos. A las diez menos cuarto los despachos vibran con el género de la ciudad. Los muebles se tiñen de una luz leve malva y del sonido del tráfico que asciende por las fachadas.     

      -           Bien. Algún pirado le manda poemas de amor a tu hija. ¿Que hay de extraño en todo ello?     

      Jack emergía con dificultad de una sima desconocida para él hasta la fecha. Durante dos semanas la fiebre lo había zarandeado del delirio a la ensoñación. Pudo comprobar después de una vida exenta de un solo catarro cómo la única victoria posible es la de quien acepta la derrota final, y la única felicidad la de quien ordena las cosas antes de irse para el otro barrio. Si algo le causó desvelo fue su incapacidad a la hora de ayudar a su hermana con lo del bebé. Incluso semejante impacto en su vida, que en condiciones normales habría minado a cualquier familia media americana se le antojaba por momentos insignificante. Al abrigo de la extrema debilidad que se había adueñado de su cuerpo y considerados uno a uno, los proyectos pendientes le parecían minucias. Considerada en su conjunto la continuidad de su negocio, sencillamente imposible.   

     

-     ¿Amor? Me quieres decir, si eres tan amable qué tiene esto de poema de amor?     

      He aquí

      la abrasadora

      Luz a mi paso

      He aquí  el horror,

      las hojas manchadas,

      el puñal hundido en tu carne
     

-     Fácil. Se la quiere cepillar a estilo perrito. Un rollo froidiano de manual 

La inclinación de Jack al sarcasmo le había deparado más de un disgusto en su juventud. Especialmente con su hermana. Susan, la hermana de Jack trabajaba en el Saint Mary. El draconiano horario al que la obligaban la había empujado a tal estado de fatiga que finalmente se había desatado la tragedia.

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