miércoles, 20 de noviembre de 2013

A favor de la excarcelación de violadores

Como al Dr. Carracedo a mí también me gusta caminar. Camino sin programación y, más que nada, para despejar la cabeza. Cuando camino las cosas que oigo o leo se ciernen sobre mi como atraídas por una suerte de imán invisible (me refiero al magnético no a ningún superhéroe mahometano). A veces componen un arbol de Navidad. Otras un potaje. Las más de las veces asoma un híbrido. Hoy me obsesioné con los torneos americanos de debate. Ya en el instituto los aspirantes en edad junior han de hilvanar argumentos contrarios incluso a sus mas íntimas convicciones. También recibo últimamente coaching informal procendente de fuentes varias. Me dicen que he de enfocar la vida con otra óptica. No lo verbalizan pero se entiende que me notan un cierto pesimismo patológico. Pues bien, seguidamente haré un experimento de visión positiva. Demostraré la bondad de que toda esa turba de violadores pateen de nuevo las calles.
Primero: esta gente ha vivido arrinconada durante años en prisión. Su delito no se expía con el mero castigo legal. Dentro de la cárcel son la última escoria. Así cabe suponer que hayan sido arrimados por zona trasera de manera frecuente.
 Segundo: el trato recibido de los funcionarios, con toda certeza, no ha sido mejor que el dispensado por el resto de reos. Entra dentro de lo posible que hayan incubado un profundo odio a la autoridad.
 Tercero: las condenas cumplidas los tienen que haber llenado de ansia por ver mundo.
 Cuarto: no lo tengo claro pero he oído que disfrutarán de subsidio de desempleo. Menos mal porque en caso contrario todo mi plan se habría ido al traste.
 Cierto lo anterior, cabe la posibilidad, tal vez remota, de que alguna de esas almas emplee su primera paga en volar a Estrasburgo y cargarle las cachas a los mamarrachos que han facilitado su puesta en libertad. Se cumpliría así el refrán de que no hay mal que por bien no venga o la teoría de la "mano invisible" que explico en un post anterior.
En cuanto a usted, amado lector, llegados a este punto, imagino lo que estará pensando: que soy un tramposo de agárrate. Debo decir en mi descargo que obré en conciencia, sabedor de que tampoco es usted, querido mío, ninguna madre teresa de calcuta. De haberse encabezado este ensayo "En contra de la excarcelación de violadores" no se habría leído ni la primera línea.

3 comentarios:

  1. a favor, a favor....Tenga en cuenta querido xose que es probable que para alguno de esos mamarrachos estrasburgués el comentado trabajo sobre sus cachas tenga menos de castigo y más de placer de lo que en un principio pudiesemos suponer.

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    1. Está usted en lo cierto. Pero no sé por qué infiere de mi artículo que deseo mal alguno a esa gente. Me limito a afirmar la justicia de que padezcan y/o disfruten las consecuencias de una decisión aquellos que la toman. Sólo eso.

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    2. Quiza por el calificativo de mamarrachos. Aunque tiene usted razón, querido xosé, es simplemente descriptivo y probablemente lo dificil en este momeno es que alguien difrute o padezca las consecuencias de las decisiones que toma.

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