lunes, 18 de noviembre de 2013


       Un ser humano muda todas sus células cada 10 años. Vale decir que cada 10 años es una persona completamente nueva. Como un meteoro su viaje se colige de una estela limitada a través del firmamento. 

      Jack Sorrow tras mirarse en los ojos de Daniel Steinfeld,  hizo un mohín.  Su mente permanecía encallada en el aire de Brooklin. Con la barbilla hundida en el pecho alargó el papel a su interlocutor y dejó salir las palabras con cansancio, reflejo del profundo tedio que lo invadía.  

      - ¿Has venido de Manhattan para esto?     

      Desde su despacho se divisaba un espacio pulcro, diáfano como las mañanas del West Side en primavera.      

      - No lo tomes a broma, Jack.     

      En agosto Nueva York huele a grasa de oca. Brooklin resuella como la panza de un animal abatido por la fatiga.     

      Brooklin es, sin duda, un almacén de proporciones alarmantes, un almacén de hombres en cajas de zapatos. A las diez menos cuarto los despachos vibran con el género de la ciudad. Los muebles se tiñen de una luz leve malva y del sonido del tráfico que asciende por las fachadas.     

      -           Bien. Algún pirado le manda poemas de amor a tu hija. ¿Que hay de extraño en todo ello?     

      Jack emergía con dificultad de una sima desconocida para él hasta la fecha. Durante dos semanas la fiebre lo había zarandeado del delirio a la ensoñación. Pudo comprobar después de una vida exenta de un solo catarro cómo la única victoria posible es la de quien acepta la derrota final, y la única felicidad la de quien ordena las cosas antes de irse para el otro barrio. Si algo le causó desvelo fue su incapacidad a la hora de ayudar a su hermana con lo del bebé. Incluso semejante impacto en su vida, que en condiciones normales habría minado a cualquier familia media americana se le antojaba por momentos insignificante. Al abrigo de la extrema debilidad que se había adueñado de su cuerpo y considerados uno a uno, los proyectos pendientes le parecían minucias. Considerada en su conjunto la continuidad de su negocio, sencillamente imposible.   

     

-     ¿Amor? Me quieres decir, si eres tan amable qué tiene esto de poema de amor?     

      He aquí

      la abrasadora

      Luz a mi paso

      He aquí  el horror,

      las hojas manchadas,

      el puñal hundido en tu carne
     

-     Fácil. Se la quiere cepillar a estilo perrito. Un rollo froidiano de manual 

La inclinación de Jack al sarcasmo le había deparado más de un disgusto en su juventud. Especialmente con su hermana. Susan, la hermana de Jack trabajaba en el Saint Mary. El draconiano horario al que la obligaban la había empujado a tal estado de fatiga que finalmente se había desatado la tragedia.

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