lunes, 16 de diciembre de 2013

Niño gordo haciendo pompas de jabón.

 
      Ahí esta. En el Wahsington Square Park. De la bolsa extrae nuggets y se los lleva a la boca. Veintiún años de oficio le han enseñado que esta es la mejor forma de pasar inadvertido. Su atuendo incluye maletín y gafas ahumadas. Echa migas a un delicioso tifón de palomas al capricho de su huella. Cualquiera sabe que lleva a cabo un acto ilegal. Mínimo pero abiertamente ilegal según bando del Municipio de Nueva York. Nadie se gira, no obstante, a recriminárselo. Al contrario. Apartan la mirada. Aunque, pensandolo bien, que se note su presencia resulta, en lo suyo y para el caso, del todo irrelevante. De camino, la ciudad, en su inmensidad, lo había diluido. Se lo había tragado por completo. Sus ojos como dos caleidoscopios daban los carteles, el cielo recortado, se detenían en los dientes roídos de los edificios, saltaban del boulevard, a los cables, a la maraña de cables que con impudicia se lanzan en vuelo raso de poste en poste, de la pizzería Rico's al salón de masajes sin solución de continuidad. Con la voz interior volcada a unas palabras tan distantes como cierta ahora su acidez de estómago repasaba el protocolo recibido del Dr. Stainfiel. Era de esos clientes que lo querían todo bajo control. Aquella lección se veía hoy un tanto remota pero había resistido como pocas el paso del tiempo, el inflexible paso del tiempo subido como un capitan de corbeta a sus patas de gallo. Ahí está. El niño gordo haciendo pompas de jabón. Su alegría desafía cualquier límite. Jack Sorrow no puede sacar los ojos de él. Maldito crío. Y a su lado la presa. Come un sandwich. Intercala mordiscos tímidos en medio de grandes bocados. Jack Sorrow observa cómo se levanta. El niño gordo haciendo pompas de jabón alcanza el éxtasis en su oferta mundial de pompas. Me detendré en este punto para hacer un inciso. Jack Sorrow es el producto de su imaginación. Responde al nombre de Juan Pena. Tiene una agencia de recobro. Es un tipo duro pero no vive en Nueva York sino en Sada. El Dr. Stainfield desarrolla su labor en el terreno de la antropología. Hemos diseñado el personaje del Dr. Stainfield, en concreto su apellido a partir del Quijote. Stain significa Mancha y field campo. Buscamos un apellido judío por gozar este pueblo de fama en el manejo de las ideas. Ya tenemos, pues, la fórmula perfecta para el éxito de nuestra historia. Porque, como ya habrá usted deducido, de Sancho Panza hará el mismo Jack. Recientemente publiqué mi opinión sobre Breaking Bad. Para quien no esté avisado, esta serie gira en torno a la vida de un profesor de química al que diagnostican un cáncer. A raíz de ello decide sumergirse en el proceloso mar de las anfetaminas, su tráfico, y, sobre todo, su cocción, síntesis y conversión en fajos de curso legal. Su escudero será un antiguo alumno, malo como estudiante pero hábil en las calles. Como ve, el esquema se ofrece idéntico. Por tanto ya sólo nos queda tirar. Pero, le repito, todo es fruto de su imaginación. Con el niño gordo haciendo pompas de jabón me cruzo cada mañana. Ahí está. Aguarda el bus igual que ayer. Ocupado en su producción masiva, tremenda, de pompas de jabón da la espalda al viento, mientras el otoño, como un padre en estado de shock, se mesa las barbas.

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